Manual de tolerancia:
La tolerancia es una necesidad de vida socia, el mejor acierto para garantizar nuestras relaciones, y la más elocuente demostración de grado de cultura y madurez de nuestra personalidad.
La tolerancia empieza en la persona y termina en el
respeto de sus ideas, sus creencias y su comportamiento. En la tolerancia
descansa la convicción humana.
Nos hace comprender plenamente los derechos y
posiciones de nuestros semejantes, da estabilidad a nuestro carácter,
justicia a nuestros conceptos, respeto a nuestras actitudes, prestigio a
nuestras relaciones.
No permitir que se ejerza el derecho de
disentimiento, y pretender unificar todos los criterios nos lleva
ineludiblemente al choque, a veces violento, con otras personas.
Algunas cualidades de la
tolerancia
1. La
tolerancia requiere distinción entre el bien y el mal, entre verdad y error. El
bien y la verdad no se toleran, sino que se aplauden. Sólo el mal y el error
puede a veces tolerarse.
- La tolerancia se aplica en la práctica; no en la
teoría. En la teoría el mal no se aprueba. Sólo se permite en la práctica
sin llamarlo bien. Aquí se puede incluir la conocida idea de caridad con
las personas y firmeza ante el error.
- Sólo hay tolerancia cuando el mal se puede
evitar. Si el mal fuera ineludible, no se trataría de tolerancia sino de
paciencia o capacidad de aguante. Es distinto soportar que tolerar.
- La tolerancia forma parte de la prudencia. Se
toma la decisión de permitir el mal con vistas a obtener un bien.
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Entre los deberes fundamentales de la
persona esta el de pensar libremente y expresar sus ideas de palabra y por
escrito. La tolerancia es, en primera instancia, el respeto y el reconocimiento
de ese derecho fundamental.
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La tolerancia es una necesidad de vida
socia, el mejor acierto para garantizar nuestras relaciones, y la más elocuente
demostración de grado de cultura y madurez de nuestra personalidad.
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La tolerancia empieza en la persona y
termina en el respeto de sus ideas, sus creencias y su comportamiento. En
la tolerancia descansa la convicción humana.
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Nos hace comprender plenamente los
derechos y posiciones de nuestros semejantes, da estabilidad a nuestro carácter,
justicia a nuestros conceptos, respeto a nuestras actitudes, prestigio a
nuestras relaciones.
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No permitir que se ejerza el
derecho de disentimiento, y pretender unificar todos los criterios nos lleva
ineludiblemente al choque, a veces violento, con otras personas.
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